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Plaza de Can Fabra-Barcelona

jueves, 23 de mayo de 2013

El segundo "Cinema Paradiso"

                                                           Eugeni Casals
«A este cine lo llaman el segundo Cinema Paradiso»


El Totó del Ripollès. A los 13 años entró como operador en el Cinema Catalunya de Ribes de Freser. A los 70 aún lo es.

  • Según sus datos, a principios del siglo XX ya había proyecciones de cine mudo en Ribes. Se hacían en Can Gusi, con un proyector que tenía una cubeta con agua para evitar que se quemara la película y que funcionaba con la electricidad que generaba un molino al otro lado del río. Aquel entretenimiento se hizo tan popular que, a finales de los años 20 del siglo pasado, tres salas competían por el público de esta localidad del Ripollès. Hoy solo queda una: el Cinema Catalunya.









Su vida está tan ligada al cine que vive justo encima de la sala.

-A veces he dejado el proyector en marcha, he subido a casa a cenar y después del postre he bajado. Esto se puede hacer ahora, porque antes tenías que estar constantemente en la cabina por si se separaban los carbones [que hacían de electrodos positivo y negativo] y se iba la luz.

-¿Cómo entró a trabajar en el cine?
-El Cinema Catalunya era de mis tíos y entré como ayudante de operador a los 13 años. A los dos meses, el operador enfermó y tuve que ponerme yo al frente de las proyecciones.

-¡Si era un niño!
-Al principio lo pasé fatal. En aquella época la película que te llegaba se había estrenado en Barcelona hacía cuatro meses y ya había pasado por un montón de manos. Entre que estaban hechas picadillo y mi falta de práctica, las películas se rompían y me gané unos abucheos de espanto. Pero me sirvió para aprender y me convertí en el operador oficial. En 1971 mi tío me dejó el negocio y pasé a ser empresario y operador.

-Ha sido usted uno de los operadores de cine más precoces.

-Puede ser. A este cine siempre lo han llamado el segundo Cinema Paradiso.

-¿Se siente como el Totó de la inolvidable película?

-Sí. Cuando la vi me recordó mi historia, porque es muy real y si lo has vivido te sientes muy identificado. La única diferencia es que aquel cine se quemó y este aún no [ríe].

-¿Cómo es posible que el Catalu-nya siga funcionando en un pueblo de apenas 2.000 habitantes?
-Es un milagro. Hace 20 años ya estuve a punto de cerrar. Invertía en el cine lo que ganaba trabajando de cartero por las mañanas y de profesor de autoescuela por las tardes y en un año llegué a perder 500.000 pesetas. ¡Me estaba quedando en calzoncillos! Entonces se me ocurrió una idea: le pedí a un amigo que es dueño de muchas salas que incluyera al Catalunya en su contrato con las distribuidoras y así yo podía aprovechar alguna película. La gente no entendía cómo podía ser que en Ribes se proyectaran estrenos apenas unos días después que en Barcelona.



-En el 2003 nace la Associació Amics del Cinema de la Vall de Ribes.
-Al principio éramos un grupito de aficionados que nos reuníamos para ver una película una vez al mes. Así aguantamos hasta que, en el 2008, me jubilé. El cierre definitivo del Catalunya creó cierto revuelo en el pueblo y al final se llegó a un acuerdo: el ayuntamiento alquilaría la sala y los Amics la gestionaríamos voluntariamente. Se hizo una campaña para atraer socios y ahora somos 350. Es admirable el entusiasmo de la gente. Ahora el cine abre en Navidad, Semana Santa y verano y a mis 70 años sigo siendo el operador.

-Este lugar es más que un cine.

-La gente tiene muchos recuerdos. Cuando no había tele ni nada, se iba a misa a las 12, y por la tarde, al cine. Era el único lugar donde las parejas podían demostrarse cariño, porque estaba muy oscuro, y los acomodadores juntaban un pequeño jornal guardando asientos. Cuando abríamos el cine ya estaba todo ocupado con prendas de ropa.

-¿Quién más sabe manejar el proyector de 35 milímetros?

-Nadie. Están todos jubilados.

-¿Y si usted cae enfermo?

-Si tengo la gripe bajo a ponerlo en marcha con la gripe. Con los proyectores digitales los operadores han pasado a la historia. La película en 35 milímetros se va terminando y un proyector digital vale más de 40.000 euros, que no tenemos. Y eso, me temo, no podremos superarlo.

Entrevista: Gemma Tramuyas - El Periódico.  Sábado 13 de Abril de 2013

                      
En estos tiempos en que lo corriente es ver como desaparecen salas de cine, sin ir más lejos, el único que quedaba en mi barrio,




nos anima saber que hay personas como Eugeni, que se niegan a ver morir aquello que ha sido su vida y hacen todo lo posible por salvarlo. Gracias en nombre de todos los que amamos EL CINE.



                                                      Cinema Paradiso - 1988
                                    De Giuseppe tornatore
                                    BSO Ennio Morricone

10 comentarios:

  1. Bonita historia... de película!
    Es una pena que desaparezcan tantos lugares 'con encanto' pero las nuevas tecnologías acabarán con todo.
    Precisamente en los Cines Yelmo de mi ciudad están pasando algunas películas de hace unos años. Esta semana he visto 'Annie Hall' y me ha gustado verla en pantalla grande un montón pero he notado esa 'menor' calidad de imagen y sonido...
    Saludos.

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    1. Tienes razón, Manderly, nunca mejor dicho! Esperemos que las nuevas tecnologías no puedan acabar con todo. Al igual que tú, disfruto mucho cuando puedo ver películas clásicas o más recientes en pantalla grande. Es una gozada, aunque notemos algúna deficiencia en la imagen o el sonido como dices." Anni Hall" es una de las buenas de Woody Allen.
      Gracias por comentar y saludos para tí también.

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  2. Qué historia tan bonita y tierna la de este hombre enamorado del cine..porque hay que amar mucho el cine para hacer lo que él hace y luchar por mantener abierto esa sala de cine.

    Claro ejemplo de las palabras que le dijo Alfredo a Totó en la maravillosa "Cinema Paradiso": Hagas lo que hagas, ámalo.

    Me uno encantada a este homenaje y vaya desde aquí mi agradecimiento para Eugeni Casals.

    Muy bonita entrada, selegna. Un beso.

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    1. Muy cierta esa frase de "Cinema paradiso", Myra, porque cuando realmente amamos algo siempre encontramos la forma de salvarlo, aunque nos suponga un gran esfuerzo como en este caso; por eso me pareció que merecía esta entrada.
      Gracias por tu comentario y tus palabras que me animan siempre.
      Otro beso para tí.

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  3. Precioso artículo Selegna. A todos los que amamos el CINE nos duele ver cómo desaparecen las viejas salas para construir nuevos centros comerciales o tiendas de moda. Una pena. Por suerte, aún nos quedan historias como esta. BEsos.

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    1. Hola, Marcos! Suscribo lo que dices. Fíjate que en el caso de mi barrio, eran multisalas pero modestas y como tienen muy cerca un gran centro comercial, empezaron por no poder pagar las carteleras y optaron por el cartel que se ve en la foto y finalmente han tenido que cerrar; por eso me gustó tanto esta historia y he querido compartirla con vosotros.
      Gracias por pasar por aquí. Besos

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  4. Estimada Selegna, esperaba con vehemencia una nueva publicación túya ya que bien se que nunca nos decepcionas y como en este caso, siempre tocas aspectos que nos llegan al corazón.
    Que Eugeni Casals, comenzara a trabajar con 13 años, no era algo tan extrañoen la generación que supera los cincuenta años en la acrualidad, siendo los 14 una edad bastante habitual coincidiendo con la conclusión del antiguo bachillerato elemental que no todos los estudiantes concluían.
    Tu homenaje A Eugeni y a esta sala de Ripollés, nos recuerda con triste nostalgia la desaparición de tantas y tantas salas en nuestras diferentes localidades de residencia que en una España muy gris, inundaron de ilusión y esperanza nuestros jóvenes corazones y en muchos casos el de nuestros padres y que caprichos de la cronología, prácticamente nacieron y murieron con el Siglo XX.
    Me uno fervientemente a tu homenaje al cine desde el sentimiento de pérdida que entraña la desaparición de las mas emblemáticas salas de nuestras ciudades y que cubrieron un espacio tan grande en nuestra manera de entender el mundo que las nuevas tecnologías de ningún modo pueden reemplazar.
    Fuerte abrazo y saludos cordiales a los visitantes.

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  5. Es cierto lo que dices, Juan; que era habitual empezar a trabajar con 13 ó 14 años; lo que ya no es tan habitual es que a los 70 siga en el mismo puesto, sobre todo si se encuentra con obstáculos como es el caso; por eso le encuentro más mérito.
    Gracias por pasar por aquí y por tu cariñoso comentario. Un abrazo

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  6. Hola Selegna! Entrañable reseña la que nos ofreces. ¡Cuánto me gustaría poder disfrutar en la actualidad de esos cine de antaño!
    Aquí en Alcoi teníamos seis salas de cine maravillosas: familiares, acogedoras, de estética exquisita, por otra parte espejo de los esplendoroso tiempos que vivimos por la ciudad en una época determinada.

    De todos ellos tan sólo quedan dos, en los que ya no se ofrecen películas, de vez en cuando, muy pocas veces, alguna obra de teatro y poco más.

    Un centro comercial inmenso, con varias salas de cine sin personalidad han pasado a sustituir estos acogedores cines.¡Una verdadera lástima! Siempre me quedará el recuerdo del grandioso cine de verano llamado "Monterrey", en el cual viví mis primeras salidas nocturnas, era encantador encontrarte viendo una película mientras admirabas la luna y las estrellas, era todo...tan mágico.
    Una preciosa entrada Selegna. ¡Enhorabuena!

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  7. Bienvenida a este rincón, Sqsmaravillosa! Lo que nos cuentas sobre tu ciudad, seguramente es el caso de muchas otras. Estoy contigo en que es una lástima que ocurra esto. Yo también guardo un bonito recuerdo sobre los cines de verano, porque en el pueblo en el que estaba siendo adolescente, había tres de verano; pero me gustaba especialmente uno que estaba junto a un parque y por el que pasaba cada día camino del instituto; me encantaba mirar las carteleras y las veces que podía ir eran para mí una fiesta por ese detalle que cuentas de mirar hacia arriba de vez en cuando, para ver la luna y las estrellas.
    Gracias por pasar por aquí y dejar tu comentario. Un beso

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